10.5.11

Conversación con el florero.

Sentada en una mesa en el jardín estoy sintiendo el coraje caminar en mi interior. 
No puedo hablar de otra cosa, no puedo pensar en otra cosa.
¿Qué sucede cuando lo das todo? 
¿Es posible quedarse completamente vacío?
¿Enriqueces a quien le entregaste lo que tenías?
¿Es posible esperar que algún día te de algo a cambio?
¿Va a dejar de doler?
¿Podré llenarme de nuevo?

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Levántate de la mesa, piensa en que hay un gato que te pide de comer, piensa que hay un perro que ladra delante de ti, siente que hace calor, date cuenta de que tienes ropa que descolgar y que arriba hay una bandera que se mueve con el viento. No sucede nada cuando entregas todo simplemente porque no puedes entregarlo todo. Ninguna persona sería capaz de recibir todo cuanto tú eres y tienes, así que no te preocupes, no te quedarás vacía.
Cuando entregas, por mucho o poco que sea, siempre te enriqueces a ti mismo. ¿Qué es lo que te duele? Deja de esperar cosas de las personas, deja de ser egoísta y pensar que mereces todo. Todo lo que mereces llegará en su debido momento, no antes ni despues, así que no te preocupes. Ocúpate.

9.5.11

6 de octubre

Casi seis meses antes hanía comrpado el boleto para el concierto, todo apuntaba a que iba a ir. Un mes antes había cambiado de domicilio del sur al norte del país. Cuando llegué a esa ciudad e ingresé a mi trabajo expliqué que para esa fecha habría un acontecimiento muy importante, entonces tenía que faltar. En un principio mi jefa me explicó que no había ningún inconveniente, pero conforme se fue acercando la fecha, los pretextos empezaron a salir.
Dos días antes recibí una llamada que me invitaba a viajar, a viajar mucho por todo el país. No le avisé a nadie, no le pedí consejo a nadie. Dos minutos después de que hicieron la propuesta, dije que si y contra todo pronóstico, dejé mi trabajo y me fui al concierto.

8.5.11

Flaca, feliz cumpleaños.

Preciosa, ¿qué te digo que no sepas ya?
¡Ya sé! Te voy a contar una historia:

Un día, cuando yo era muy muy pequeña vi que mi mamá estaba muy gorda, recuerdo que vestía una blusa blanca muy delgada, muy bonita y su panza se veia redonda, muy redonda. Mi mamá me vió que la observaba, tomó mi mano y la puso sobre su panza y algo desde adentro me golpeó, ¡y lo volvió hacer!, yo estaba sorprendida, entonces ella me dijo que era un bebé. Eso me intrigó mucho. No pasó mucho tiempo cuando mi mamá desapareció de la casa.
¿Te acuerdas cuál era el cuarto de Paco? Pues en ese tiempo era el cuarto de mis papás. Un día por la mañana, mi papá nos dejó a Paco y a mi en ese cuarto, puso el burro de planchar enfrente del clóset y sobre él una pequeña televisión. Nos dijo que no tardaba mucho, que iba a por mi mamá. Nos quedamos en el cuarto viendo la televisión y de repente se me antojó bajar una cobija rosa que había arriba del clóset, sí, ahí en el lugar donde mi mamá ponía las toallas; como era muy intrépida, me subí al burro, pero lo pisé mal, justo en la parte superior donde el soporte es menor y mcomo era de esperarse me caí. La televisión estuvo a punto de caer al piso, pero Paco, así como era de sagaz la rescató. No muchas horas después abrieron la puerta.
Cuando me asomé, vi a mi mamá radiante, vestida con un pants y sin zapatos, se veía muy cansada, pero en su mirada había un algo de satisfacción, algo misterioso que, ahora de grande, sólo he visto cuando mis amigas tienen a sus bebés. En los brazos traía un pequeño bultito tapado con una cobija. Entró a su cuarto y se sentó en la cama, acomodó el bultito y nos llamó a Paco y a mi para ver lo que traía.
Yo había visto muchos muñecos, incluso tenía algunos a los que llamaba 'bebé' pero lo que me enseño mi mamá era más bonito, mamá dijo que era una niña: pequeña y redonda, con cachetes grandísimos y tan roja que parecía un jitomate, gesticulaba y amenazaba con llorar. Me acuerdo que mi mamá me dejó acariciarle sus manos y de repente la niña atrapó uno de mis dedos y no lo quería soltar. Esa bebé, que parecía muñeco con color de jitomate, eras tú. Eras muy bonita, tan tierna, tan indefensa que daban ganas de darte mucho mucho amor.
Así fue como entraste en mi vida, atrapandome un dedo.
Me acuerdo cuando me dijiste por primera vez 'baba', y cuando aventabas el biberón para escucharlo caer y decir 'a tototó', me acuerdo cuando bebé te enfermaste tan feo que mamá pensó que ibas a morir, fue todo un caos. También de cuando te visitieron de mariposa para la primavera, de cuando bailaste la danza de los viejitos, de cuando íbamos a la primaria juntas, de cuando llegó el chucho y te montabas en él, ¡de tantas y tantas cosas!
No supe en qué momento te hiciste grande, no me di cuenta de cuándo creciste, porque para mi, sigues siendo la niña.
No sabes, estando tan lejos lo mucho que te extraño. Ten la seguiridad que te amo hoy y siempre.
Feliz cumpleaños flaquita. No se te olvide que siempre voy a estar para ti.
Cuidate mucho y cuida por favor ese regalito, que dentro de poco será también un bultito que cambie la vida de alguien.

Te amo.