10.3.10

Con las luces encendidas


Anoche dejé las luces de mi habitación encendidas.
Cuando regresé a casa, después de una ardua jornada 
me di cuenta de que había tenido visitas cuando no estaba,
su aroma estaba impregnadO en las paredes de mi cuarto
en las cobijas que cubren mi cama,
en mis cosas sobre el tocador.
Todo olía a ella,
pero conforme yo entraba en mi habitación 
su aroma se dispersaba.
Me despojé de mi ropa
sintiendo una brisa fría acariciar mi piel
apagué la luz y me tapé con las cobijas,
Entonces ella volvió,
forcejeamos con las colchas,
nos arañamos la piel,
defendí mi terreno a veinte uñas, 
pero me ganó y me hizo su presa.
Ató mis muñecas a la cabecera de la cama 
y me tomó a la fuerza;
cuando hubo terminado tu tarea de horror, 
se levantó de la cama y regó humo por aquí y por allá,
yo temblaba de miedo, ella tenía en mente
matarme de sueño.
Rompí con mis dientes las ataduras de mis muñecas,
y de un puñetazo la hice caer,
me monté en ella para molerla a golpes
y acto seguido encendí la luz.
La puta miedosa huyó despavorida.
Con las luces encendidas corrí a Soldedad de mi vida.

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