9.12.09

Mineral.

Estoy en un lugar donde no conozco nada ni nadie, bueno, casi nadie.
Yo me imaginé que todo aquí sería diferente, que iba a ver transcurrir los días tranquilamente, así como anhelaba, pero nada es lo que yo deseaba.
Esto sola en casa de un fulano con el que me llevo bien, pero no comparto mucho tiempo, el tipo trabaja y yo me quedo sola y lo peor es que no tengo a donde ir. Hay días en los que me levanto con ganas de gritar, de golpear, de llorar hasta que me quede seca, sin embargo, no puedo. Creo que necesito que mi memoria se llene de más archivos virulientos para así poder sacar todo lo que llevo dentro.

Hoy, por buscar algo, encontré más de lo que quería. Me pareció impresionante ver esa faceta de alguien a quien yo consideraba muchas veces hasta insensible, y todo lo que vi fueron las palabaras más sencillas que he visto de sus dedos pero aún así las más reveladoras. Me hizo parecer que nunca lo hubiese conocido. Me hizo extrañar esa melancolía con la que camina, esos ojos tristes que esconde tras unas gafas, esa simpatía extrema; pero aún así, no lo conozco.

Esta ciudad me abruma, no he podido encontrar un solo sitio en el que me sienta cómoda, en el que me pueda expresar libremente, en el que me pueda sentar a fumar un cigarro y tomar un café, en donde pueda ver la lluvia caer y a los niños correr, en el que pueda esperar la llegadea de extraños seres que llenen de color este día nublado. Acabo de caer en la cuenta de que hace mucho tiempo que dejé ese lugar y que quizá no haya vuelta atrás.

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