6.4.11

El día

Ya dijeron esos locos por ahí 'hay días en que valdría más no salir de la cama'. Este fue uno de esos.
A hacer historia.
La húngara partió anoche y me dejó desolada. Anoche no podía imaginar mis días sin ella y hoy que me levanté y no la escuché reír en el patio fue mi perdición, fue en ese momento que me di cuenta de que era verdad. Se había ido.Las ganas de correr se fueron con ella y bajé a tomar el desayuno. En la mesa, como de costumbre, estaba el mundo entero reunido. Es divertido escuchar muchos idiomas resonar en tus oídos al mismo tiempo.Salí a la calle. Tenía la plena intención de ver trabajar a los pintores (esa es para mi una ilusión reciente). Tomé el camión y empecé el viaje de una hora. Iba toda emocionada porque me disponía a trabajar ahí. Cuando bajé del camión una puerta entreabierta me presagió una mala noticia. Efectivamente había nadie en el lugar. Esperé por treinta minutos y nadie llegó. Eso me puso muy de malas. Decidí regresar al centro y me detuve en un café internet. Estuve charlando con algunas personas y me llega la noticia de que tengo una aventura con mi amigo. ¡Yo ni me di cuenta cuándo empezó!
Para colmo mi pseudonovio me dice que no nos podremos ver (qué raro) porque iba a asistir a una marcha ¬¬.
Regreso al hostal a tener una grata comida con mi amigo (sí ese con el que tengo mi aventura). Mi pensamiento estaba lejos, ausente, ahora sí estábamos jodidos los dos porque ninguno estaba de un humor grato.
Después de la comida vino el relax. Fui de nueva cuenta al estudio de los pintores. Tanto caos ahí puso mas conflicto a mi cabeza. Mi mal humor no desaparecía hasta que: '¡gatito, gatito!' y la voz de Sofía vino a distraer mi mente para bien.
Una pequeña (enorme) de dos años buscaba con su voz finita a la gatita que se escondía tímida entre lienzos y pinceles. Hoy, esa nena y su voz fueron mi tabla de salvación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario