7.11.10

Entrada a un nuevo sepulcro

10 Dic 2008


Estimado:


Recuerdo que en algún momento profetizaste una traición.
Te he buscado, solo en mis sueños, pero ya no estás, y en realidad ya no me preocupa tanto, he olvidado casi todo de ti, te has escapado entre gemidos y gritos ahogados de dolor. Te has salido de mi piel, has huido de mi dicha y mi gracia. 

Hoy tengo que decirte que soy feliz, he tomado decisiones que me van a llevar a una vida común, quizás, pero feliz. Las letras no me abandonan, es el único legado que tengo de ti, mi padre.

Puedes revolcarte, pero deberías estar satisfecho, tienes definitivamente voz de profeta.
Espero que todo en tu vida como un simple mortal vaya bien; hace tanto que no sé de ti que ya me es difícil recordar el tacto de tus manos frías, pero no me haces falta.

Te quise mucho Armand, fuiste parte fundamental de mi vida, fuiste pilar y muralla, pero he decidido abrir las alas y volar por cuenta propia, de la mano de un ser humano que nos ama, a mí y al fruto de mi vientre. Ojalá que me desees lo mejor.

Cuida tus pasos, no vaya a ser que en uno de esos te caigas a un pozo del cual no te puedas levantar.
La oscuridad fue un camino duro para mí, es un lugar a donde no quiero volver, de ahí tengo los mejores recuerdos de un ser de piel pálida y manos frías, ojos negros y cabellos rizados, sonrisa discreta y palabras certeras; el hombre sonrisa, mi padre, mi amigo.

En breve recibirás por este medio algo de lo que me quiero deshacer, un montón de cartas que escribí para tí y que ahora es tiempo de que sean entregadas.

En sueños te llevé mucho tiempo, ahora me despido.
Tarí

No hay comentarios:

Publicar un comentario